Tips para construir una trinchera
Siempre se me dio bien hacer trinchera.
Cuando siento que no tengo escapatoria, y que haga lo que haga, el momento disaster lo tengo a la vuelta de la esquina, me pongo en modo supervivencia.
No tengo tiempo para drama, ni tampoco para el bucle, mis movimientos son ejecutados con precisión de cirujana, y me dedico a evaluar que tengo a mi disposición. Primero priorizo: ¿qué es lo que voy a salvar? ¿cómo me voy a pertrechar? ¿como lo voy a superar?
Es curioso, porque durante un montón de tiempo me la pasé coqueteando con la idea de no salvarme... era la única forma que encontraba de acabar con el sufrimiento, pero cuando la posibilidad se me planteaba de forma fortuita, mi amígdala entraba en movimiento y la cuestión de dejarse ir estaba ya fuera de la mesa. Como me pasó aquella vez con un palet de bloques, en septiembre de hace muchísimos años. Era una oportunidad perfecta para dejarme ir y que todo fuera un accidente, pero a la hora de la verdad, me puse a salvo.
Recuerdo perfectamente todos los pensamientos que vinieron después. Realmente yo quería vivir y quería vivir bien. Solo que en el vericueto del camino, solía perderme. Me sigue pasando, para que voy a decir otra cosa.
Ahora que han pasado muchas cosas y muchos años, ya me conozco, y cuando veo el vericueto del camino, me preparo. Sé que vienen días de melancolía y mazmorra, y lo que mejor puedo hacer es pasarlo. Me dejo a un lado y le abro el camino a la Violeta ejecutora que me organiza una trinchera de lujo.
Te paso mi receta de trinchera para una mazmorra.
Lo principal es la estructura. La casa bonita y recogida. Ordenada y oliendo bien. La nevera, llena, por favor. Y flores, siempre ten flores.
Lo siguiente ocupar las manos. Empezar una labor nueva indispensable en estos días de oscuridad interior.
Asegúrate de tener acceso a una ventana para que puedas ver tanto el amanecer como la luna... pero poder mirar al cielo es un must.
Y listo, con esto, estas preparada para que la mazmorra pase, y desde que sientas que es así, ponte las zapatillas y corre a que te de el aire en tu sitio favorito. Ese sitio donde notes cómo se activa tu raíz, donde sientas que es casa, y donde sientas que tu, ya eres tu propia trinchera.